Cristales de sal a las orillas del mar muerto

sábado, 6 de noviembre de 2010

La religión de los pobres




El otro día, mientras viajaba en coche, escuchaba la radio y hacían un comentario sobre lo que suponía que una religión que se presenta como la religión de los pobres gastase una "milloná" en el viaje de su mayor representante: el Papa. El comentario fue de psada y contaron poco más que lo que yo he dicho aquí. Pero esta mañana, en la que nos levantamos y nos encontramos con las noticias del viaje de Benedicto XVI a Santiago y Barcelona, se despierta la polémica.


Dando una vuelta por internet para leer las noticias del día, encuentro que según una organización llamada "Europa Laica" la visita del Papa a Santiago costará 3 millones de Euros, y a Barcelona 1,8 millones. Esto es poco en comparación con lo que afirman que costará su próxima visita a España en Agosto de 2011, que valoran en 25 millones de Euros. Me hace gracia leer que esta organización piensa enviar al Papa, a través del nuncio, una factura en la que detallarán los gastos. Posiblemente el Papa no sepa lo que se gasta en uno de sus viajes, y posiblemente él no pida que se hagan obras o gastos desorbitados para pasar unas horas en un país.


Por otro lado, parece ser que el secretario general de la Conferencia Episcopal, Martinez Camino, ha asegurado que “Siempre que viene el Papa es un negocio espiritual y económico”. Aparte de que no me parece muy acertada la expresión "negocio espiritual", sí que es cierto que la visita del papa repercutirá en el turismo en Galicia o en Barcelona. En los viajes, comidas, alojamientos, etc. Así lo expresan desde el Gobierno de Galicia y desde la Conferencia Episcopal.


Pero sí me cuestiona una cosa: La semana pasada, en una rueda de prensa, Cáritas Española ha presentado la memoria 2009 y los datos son esperanzados, pero a la vez, escalofriantes: Cáritas duplica en dos años el número de personas atendidas y en el año 2009 invirtió 230 millones de euros. Esperanzadoras porque me alegra conocer que los cristianos nos ponemos las pilas y sabemos qué es lo fundamental en la vivencia del Evangelio de Jesús: en el 2009 los recursos invertidos por Cáritas han aumentado un 6% y el número de voluntarios crece en otro 5%. Pero escalofriantes porque esto da una idea de hasta dónde es profunda la crisis económica que vive nuestra gente. (Eso se comprueba en el día a día cuando trabajamos en las Cáritas parroquiales y vemos el pérfil de las personas que acuden a pedir ayuda).


No tengo nada en contra de que Benedicto XVI visite España, al revés: posiblemente si los jóvenes de las parroquias a las que sirvo participan en la Jornada Mundial de la Juventud, yo viajaré a Madrid en Agosto, donde acudirá Benedicto XVI. Pero puedo entender que a muchos (y muchos de ellos buenos católicos) cuestione este tipo de visitas o, mejor dicho, cómo se desarrollan y organizan.


El Papa es un jefe de estado, representante de una de las religiones más "importante" que hay en todo el planeta, por eso es normal la seguridad que le rodea, y los encuentros con autoridades del país que visita. Pero un jefe de estado un poco especial y jefe de una religión que, como dice un prefacio de la misa, "tiene como meta, tu reino, como estado, la libertad de tus hijos, como ley, el precepto del amor." (Prefacio común VII).


¿En medio de la crisis económica que todos los hombres y mujeres de nuestro tiempo sufren en sus propias carnes es esta la mejor forma de organizar las visitas del Papa? Yo creo que estamos en tiempos en que quizá no podamos solucionar muchos problemas de esta crisis, pero sí nos queda, además de hacer lo posible y lo imposible por intentar paliar las consecuencias y luchar por eliminar las causas, los SIGNOS PROFÉTICOS. Nuestra Iglesia, nuestra gente y nuestros pueblos, necesitan profetas que hagan signos que alumbren que otro mundo es posible y que señalen por dónde está llegando el Reino de Dios a esta tierra. ¿No sería un signo que la entrada del papa en Santiago pasase por ciertos barrios desfavorecidos de la ciudad?; según el ABC de hoy, el papa se encontrará con algún anciano, ¿podrá el papa hablar y conocer el drama de alguna familia sin empleo de las muchas que hay en nuestra tierra? No sé si es imposible, pero hacan falta signos proféticos.




Tan sólo me queda una esperanza: que duante la visita, estando acompañado de los ministros y en sus encuentros con las autoridades (reyes, príncipes, zp, rajoy...) puedan conversar sobre la realidad de la gente de nuestro país, sobre la crisis, sobre... los problemas reales que afectan al día a día de la gente porque "nada hay verdaderamente humano que no encuentre eco en nuestro corazon" (GS 1)

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